
Un mes y medio en San José del Pacífico, Maria y yo cuidando la casa de Doña Catalina, en una montaña que mas bien parece una isla, un sitio fuera del mundo donde el tiempo adquiere otra dimensión y la gente se acaba quedando mucho más tiempo del que pensaba... por que será?? Bien fácil, una casita de madera de color verde, prácticamente aislada del pueblo, rodeada de bosque en la pura montaña a 2700 metros de altura, todo el mundo tiene su espacio para hacer lo que mas desee, y como televisión... las puestas de sol, cada día un programa diferente, puro Nachional Geografisk en vivo.
Empecé a hacer mis pinitos con el barro y construimos un horno para hacer pan y pizza (o lo que sea) a la leña, un trabajillo que no está mal: buscar el barro (que sea de buena calidad) y traerlo en sacos, hacer la mezcla con la pinaza, dejarlo reposar, montar la estructura y finalmente colocar el adobe... en un mesecito listo, con la colaboración de Gabriel, Fulvia, Rosa y algunos voluntariosos huéspedes más... vease la foto aquí. Casi no nos dá tiempo de estrenarlo, pero justo el dá que volvió Cata hicimos unas pizzas y pan.
Una buena experiencia estar a cargo del "hostel", uno se da cuenta del trabajo que tiene mantener un sitio así mas o menos ordenado, sobre todo cuando hay que ir cada lunes a comprar comida para 15 para una semana al mercado que está a 45 minutos en coche y volver cargado como una mula, cocinar, limpiar, llevar las cuentas e intentar tocar la guitarra.
Por cierto, me hice un sichi con cemento y unos kamis con barro, bien útiles, ver foto aquí.
Lo mejor, la cantidad de personajes variopintos que vienen a parar a la casa, uno ni se imagina lo que puede venir al día siguiente... y siempre se supera con creces.
Cuídado con las quesadillas de Maria con tortillas de harina, ahhhhh... y mi chocolate casero, 100% natural, 1 kilo duraba 2 dias en la casa.... será por la monchis? quien sabe.
3 comentarios:
hola. disculpa..no hay algun numero de la casa de Catalina para pedir informes??? muchas gracias!!!
Hace un año que estuve en ese rinconcito del mundo, no pude evitar el volver por segunda vez a casa catalina cuando mi viaje en mexico iba a terminar. Alli pase unos de los mejores dias de mi vida, esa mujer entrañable y autentica y ese lugar tan magico se quedaron con una parte de mi. Ojala el mundo aprendiese un poco de todo aquello. Desde un pueblito de Euskal Herria todo mi cariño para aquel increible lugar.
ahhh que hermoso lugar. de lo más memorable de méxico...
sabes si sigue doña cata por allí? tengo ganas de volver y me gustaria que ella estuviera
saludos!
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